Los exámenes radiográficos son fundamentalmente los mismos, con independencia de la edad del paciente. En consecuencia, cuando se modifican juiciosamente, la mayoría de las técnicas pueden aplicarse a los niños y a los lactantes. Como es natural, existen algunas diferencias importantes.
La protección frente a las radiaciones innecesarias tiene importancia especial. Hay algunas diferencias fundamentales en los parámetros radiológicos, como la utilidad limitada de las radiografías de tórax con Kv alto.
Para el técnico, sin embargo, la diferencia más obvia consiste en que muchos pacientes son demasiado jóvenes o están demasiado asustados para colaborar con el examen.
La mayoría de los procedimientos radiológicos necesarios en niños no son dolorosos, sin embargo, los niños pequeños se resisten muchas veces a tales exámenes, debido a que han aprendido que los procedimientos médicos suelen hacerles daño.
Su miedo aumenta si se les separa de sus padres o madres y también al ver las grandes máquinas de Rx.
La mayoría de los niños se muestran razonablemente adaptables cuando se les trata de forma adecuada. Esto requiere tiempo, pero en general menos del necesario para obtener un buen examen en un niño asustado y no colaborador.
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